
Cuando el arte se mueve: la travesía de “La Lucha Eterna” hacia el CCM
¿Cómo se trasladan 1.300 libras de bronce? ¿Cabrá por la puerta? ¿Resistirán las eslingas? fueron solo algunas de las interrogantes que debió resolver el equipo de producción encargado de movilizar el icónico monumento ‘La Lucha Eterna’, desde El Ejido hasta el Centro Cultural Metropolitano (CCM), como parte de la exposición ‘Que el Pichincha Decora: memoria, geografía y afectos’, organizada por el bicentenario de la Batalla de Pichincha, celebrado en 2022.
El responsable de esta titánica tarea fue Eddy Cruz, quien, antes de mover un solo centímetro del monumento, consultó a ingenieros estructurales para analizar el sistema de anclaje, el tipo de montacargas, la grúa adecuada; así como las dimensiones y peso exacto de la obra. Junto con un equipo de diez personas, diseñó un plan meticuloso para levantar y trasladar la escultura sin poner en riesgo su integridad.

Una vez recopilados los datos técnicos, el equipo realizó un ensayo con la maquinaria a utilizar y recorrió, paso a paso, la ruta por donde se haría el traslado. Era indispensable conocer de antemano la altura de los cables eléctricos, la ubicación de los postes y otros obstáculos urbanos. El objetivo era claro: elegir el camino más seguro.
El desmontaje de ’La Lucha Eterna’ comenzó a la medianoche y terminó a las seis de la mañana. “La escultura tiene muchos relieves, lo que permitió entrelazar una red con eslingas especiales de nylon, capaces de levantar grandes pesos sin dañar el bronce. No podíamos usar cadenas, eso habría afectado irreversiblemente la obra”, explica Cruz.
Para proteger aún más la pieza, se colocaron planchas de poliuretano de 10 cm en las zonas de contacto directo. Bajo una amenaza constante de lluvia, la grúa colocó cuidadosamente la escultura sobre la plataforma. A esas horas, incluso los transeúntes madrugadores se detenían a preguntar con asombro: “¿A dónde se la llevan? ¿Por qué la desmontan?”.
El convoy arrancó su marcha a 20 km/h, siguiendo la ruta ensayada: avenida Patria, 10 de Agosto, Guayaquil y finalmente la García Moreno. Pero el reto mayor los esperaba en el destino. “Aquí empezó lo bueno”, recuerda Cruz. La puerta del CCM tenía apenas 2 cm de margen de cada lado. Fue necesario maniobrar con precisión milimétrica, utilizando palancas y un montacargas de 10 toneladas. Cuatro horas después, sudando la gota gorda, lograron ingresar la escultura. “¡Y quedó hermosa!”, celebra.
Durante un año completo, ‘La Lucha Eterna’ estuvo expuesta en el CCM. Pulida, encerada y sobre una base monumental, se reveló como nunca antes. “Pasó de ser una escultura urbana a convertirse en una verdadera obra de arte. Revalorizamos no solo su estética, sino también su dimensión histórica”, concluye Cruz.
EL DATO
El artista francés Émile Peynot creó La Lucha Eterna, una escultura de estilo neoclásico que llegó a Quito en 1922. Fue donada por la colonia ecuatoriana residente en Francia, con motivo del centenario de la Batalla de Pichincha.

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